sábado, 19 de abril de 2014

Miércoles.

Este es el primero de una serie de publicaciones respecto a la Pascua, los últimos días de Jesus, algunos pensamientos propios y reflexiones sobre la Expiación y la Resurrección de Cristo. Se dan de acuerdo a la cronología de la Semana Santa.

(Mt. 26.1-17, Mr. 14.1-9, Lc 22.1-6, Jn.12.1-11)

Miércoles.

Este día es para mí, un ejemplo de la dualidad de la vida, la forma en que siempre nos trae subidas y bajadas. Era un día como cualquier otro, viajes, milagros, estudios, trabajo, etc. Para terminar el día una cena con los amigos. Jesucristo llega a Betania con una semana de anticipación para la Pascua. Los comensales: Simón el Leproso, Lázaro (resucitado), María y Marta, las dos mujeres a quien el Señor habló respecto a dejar sus roles socialmente establecidos para seguirle )pero ese es otro tema) y por supuesto, los apóstoles.

El primer suceso importante de la noche ocurre cuando María, la que ha escogido la mejor parte, unge a Cristo con aceite de nardo en un vaso de alabastro. Lo que por supuesto desata la crítica de los apóstoles. Dinero tirado a la basura y no dado a los pobres, según los apóstoles. Me gustaría hacer un par de comentarios en base a esta acción. Se narra en el Evangelio (apócrifo) árabe de la Infancia, que durante la circuncisión de Jesús, una vieja guardó el prepucio, y lo colocó en una porción de aceite de nardos, que sería vendida a María casi 30 años después. Aceite de nardos, que necesita 100 kg de flores para producir un litro. Y alabastro. El material usado desde los egipcios en sus vasos cánopes para la preservación eterna del cuerpo de sus faraones. Me gusta ver aquí un simbolismo. El aceite tan arduamente trabajado, consagrado para "ungir al Ungido", que de acuerdo a la tradición árabe contiene el símbolo mismo del pacto de Dios con Abraham y por tanto del convenio abrahámico, envasado en un jarro que simboliza la eternidad del cuerpo glorificado, utilizado por una mujer que alcanza a ver más allá del entendimiento humano y proporciona a Jesucristo, al Salvador, al Hijo de Dios el único alivio durante el arduo día y la única unción previa a su muerte. Pues eso es lo que Él mismo menciona cuando dice "tenéis a los pobres para ayudarlos, pero a mí no me tendréis siempre".



El siguiente suceso se relaciona de una manera extrañamente complementaria. La traición de Judas, el apóstol. Uno de los escogidos. No nos detenemos mucho a pensar en esto, pues el hecho es bien conocido. Pero me gustaria mencionar, las 30 monedas de plata que recibe Judas son nada mas y nada menos que el 10% del precio de aquél aceite. Un denario -una pieza de aproximadamente 3.9 g de plata- equivale a $34.40 MN. A María le costó 300 denarios un el aceite para consagrar al Señor (que actualmente equivaldría a $10,321.10) y 30 denarios a Judas entregar al Salvador. En esta historia vemos todo entrelazado: las decisiones de cada uno, el valor que cada quién dió a lo que para ellos fue mas importante. La dualidad de la vida.

¿Quiénes somos nosotros en esta historia? ¿Judas, quien da mas importancia al dinero? ¿Simón el Leproso, que da alojamiento a Cristo? ¿Martha, que sirve de comer a Cristo? ¿Lázaro, cuya vida testifica del poder de Cristo? ¿Somos los apóstoles que critican a María en su intento por agradar a Dios con una visión mayor de Su misión? ¿O somos como María, colocando todos los denarios que poseemos al servicio de Dios (y por lo tanto, de nuestros semejantes) por medio de el aceite que simboliza el Convenio, el alabastro que simboliza la Eternidad, pero aún mas importante, por medio de la fe en Jesús el Cristo, Su Expiación y Su Amor redentor?  

Esta semana es una de reflexión, que debe invitarnos a reconocer el sacrificio tan grande que Él dio por cada uno de nosotros. Después de todo estamos todos en Betania, literalmente "Casa del pobre".


Everything´s alright (Todo está bien) de Jesucristo Superestrella, 2000. Nos muestra esta escena con algunas alteraciones menores. Pero encerrando el mismo significado.

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