Este es el segundo de una serie de publicaciones respecto a la Pascua, los últimos días de Jesus, algunos pensamientos propios y reflexiones sobre la Expiación y la Resurrección de Cristo. Se dan de acuerdo a la cronología de la Semana Santa.
Jueves
(Mt. 26:17-75, Mr. 14:12-72, Lc. 22:7-23:56, Jn 13-18, 19:1-16)
Al siguiente día ocurre una serie de sucesos que nos son bien conocidos. La llamada "Última Cena", o la Institución de la Santa Cena, como la llamamos los mormones; la oración en Getsemaní; y por último la aprehensión de Jesucristo. Todos estos, como he dicho, son bien conocidos y no tiene sentido hacer una relación extensa de los mismos. Pero me gustaría hacer unas cuantas observaciones:
El último momento que el Señor tendría de dirigirse a los discípulos. El último día con sus amigos, pues así les llegó a llamar, para celebrar una de las festividades mas importantes de la sociedad en que vivió: la Pascua. ¿Qué podría estar pensando y sintiendo esas últimas horas? Claramente aprovechó esos momentos para su última y mas grande instrucción. Tres de los evangelistas (Mateo, Marcos y Lucas) nos plantean un escenario familiar, los símbolos que ya conocemos, la Santa Cena, el pan sin levadura y el cordero pascual; pero Juan nos da una amplia reseña de lo que el Salvador consideró de mayor importancia para las "últimas palabras", y que da una idea clara de lo que pasaba por Su mente en ese momento.


Tres ocasiones.
Posteriormente vemos la salida de Judas con su pronto regreso para traicionar a Cristo, la negación de Pedro y la huida de los discípulos. Sólo menciono lo que más adelante será de importancia: La negación de Pedro no fue una, sino tres ocasiones. El día concluye con la aprehensión voluntaria del Salvador.
Tres ocasiones.
"...y en seguida cantó el gallo..."
En esta ocasión es "The Last Supper" de Jesucristo Superestrella.
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